¿Cuánto vale tu privacidad? Dame una cifra… ¿1 millón de dólares, 10 millones, 100 millones? Ja. La están comprando mucho más barata.
Miles de personas de 120 países hacen cola en este preciso momento para que una esfera metálica escanee su iris con una cámara que tiene integrada. Pero esto no es gratis, ya que lo hacen a cambio de criptomonedas que les paga Worldcoin (un proyecto de criptomoneda biométrica con reconocimiento de iris desarrollado por Tools for Humanity, con sede en San Francisco y Berlín y que es propiedad del
creador de ChatGPT, Sam Altman). El pago por entregar sus datos biométricos llega a ser de 30 euros en divisas digitales (depende del país), que luego pueden sacar en cajeros especializados o mantener sus “monedas” con la esperanza de que suba su costo.
Además, si llevan a amigos o recomendados, pueden llevarse hasta 200 euros. ¿A quién le dan pan que llore?
El discurso de los “escaneadores” de Worldcoin es que todo es una estrategia de promoción de su criptomoneda y consevan los datos para que las personas escaneadas no puedan realizar por duplicado el proceso de registro en otro lado (la competencia).
Pero nunca le informan a los que reciben su “lanita fácil y rápido” sobre los posibles riesgos al compartir sus datos personales, aparte de que los hacen firmar un consentimiento que permite que la empresa comparta su información con terceros. Ni modo. A los escaneados les gana la ambición o la necesidad y no leyeron las letras chiquitas.
El objetivo de la empresa era llegar a escanear mil millones de pares de ojos en 2023. Hasta febrero pasado, iban ya en 3.4 millones y las cifras siguen para arriba. Y frente a tantos ojos escaneados y tantos datos personales guardados y listos para usarse a placer de la empresa, hay una importante reacción: la decisión de la Agencia Española de Protección de Datos de ordenar una medida cautelar contra Tools for
Humanity ya ha generado un intenso debate sobre la privacidad y el uso de datos personales en la era digital. Este caso específico resalta preocupaciones más amplias sobre la protección de datos a nivel internacional, especialmente en el contexto del crecimiento de negocios como el de Sam Altman, CEO de OpenAI. Tools for Humanity ofrecía un servicio que, aunque presentado como voluntario, planteaba serias interrogantes sobre la privacidad y la seguridad de los datos biométricos de la gente. La recopilación de datos biométricos, como los escaneos de iris, es una práctica delicada que requiere un alto nivel de protección y consentimiento por parte de los involucrados. La medida cautelar de la Agencia Española de Protección de Datos destaca la importancia de salvaguardar estos derechos fundamentales, incluso en el contexto de actividades que aparentan buena voluntad.
El caso de Tools for Humanity también arroja luz sobre los riesgos asociados con el crecimiento de negocios respaldados por figuras prominentes como Sam Altman. Si bien Altman es conocido por su liderazgo en OpenAI, su incursión en nuevos emprendimientos plantea cuestiones sobre la protección de datos personales a nivel internacional. Empresas como OpenAI tienen acceso a grandes cantidades de datos y
tienen el potencial de influir en múltiples aspectos de la vida de las personas, incluida la mercadotecnia.
A medida que estas empresas expanden su alcance y su influencia, es crucial que se establezcan regulaciones claras para proteger los derechos de los usuarios y garantizar que se respeten los más altos estándares éticos en el tratamiento de datos personales.
Además de las preocupaciones éticas y legales, el crecimiento de empresas como OpenAI también tiene implicaciones significativas en el ámbito de la mercadotecnia. Estas empresas tienen la capacidad de recopilar datos a gran escala y utilizar inteligencia artificial para segmentar audiencias y personalizar mensajes publicitarios de manera más efectiva. Si bien esto puede ofrecer beneficios en términos de eficiencia y relevancia para los consumidores, también plantea preguntas sobre el poder y la influencia de estas empresas en el mercado y hasta dónde pueden llegar a ser invasivas en la vida privada de la gente.
En última instancia, el caso de Tools for Humanity y el crecimiento de empresas como OpenAI subrayan la necesidad de un enfoque equilibrado para abordar los desafíos de privacidad y protección de datos en la era digital. Es muy importante que los reguladores, las empresas y la sociedad en su conjunto trabajen juntos para establecer normas claras y garantizar que se protejan los derechos fundamentales de los individuos. Solo así podremos avanzar hacia un futuro digital, en todas sus formas, que sea seguro y ético.