Décadas atrás la palabra migrante podía estar más relacionada a sueños, exótico, oportunidades, crecimiento, miedo; en la actualidad pareciera que el término hace mayor alusión a adjetivos negativos, no derivados de la condición del migrante, sino por sus causas y consecuencias.
Cuando vemos el caso específico de México, en los últimos años nuestro país se ha convertido en el foco del flujo de migrantes hacia Estados Unidos. Honduras, Venezuela, Guatemala, Colombia, Cuba, Haití, incluso naciones africanas han alimentado este río humano.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ente adscrito a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), México recibió el año pasado más de 444 mil migrantes, 30% más que durante el 2021. Para este año la estimación es que se supere el medio millón de personas, mientras que las solicitudes de refugio estarían por encima de las 140 mil, cifras récord en ambos casos.
Las caravanas que atraviesan México desde la frontera sur hasta el norte del país son quizás el mejor ejemplo que tenemos para explicar la migración de nuestros días en Latinoamérica. Para muchas personas las condiciones en países como Venezuela o Cuba son tan extremas que deciden arriesgar la vida en caminatas de meses, a través de la selva del Darién, de las pandillas centroamericanas para finalmente emprender el camino desde el Chiapas hasta Ciudad Juárez, Tijuana o Matamoros por mencionar algunos cruces.
La voz de quienes relatan su paso por los humedales selváticos que separan Colombia de Panamá no demuestran ni un poco los horrores que describen. Muerte, violaciones, ahogamientos, enfermedades, extorsiones, son algunas de las atrocidades que deben presenciar y sobrevivir quienes se embargan por dicho camino.
Por supuesto, todo puede empeorar con el pasar de los países en la medida que crece la presencia del crimen organizado, especialmente en México. Un estudio realizado por el Robert Strauss Center estimó que para el 2018 el crimen organizado en México se lucró con más de 135 millones de dólares por delitos relacionados con los migrantes. Con el crecimiento exponencial que ha tenido el tráfico en los últimos años dicha cifra seguramente se ha multiplicado por dos o cuatro, lo cual significaría más de 500 millones de dólares al año.
Históricamente se ha presentado como una oportunidad para que las personas encuentren un mejor horizonte que el que viven. Mejores ingresos, mejor empleo, más seguridad, quizás sean las principales causas que han estado detrás de la movilización de las personas fuera de su lugar de origen.
Sin embargo, cada vez es más común que la migración sea una cuestión de supervivencia, es una respuesta, casi desesperada, a las condiciones que ofrecen muchos países a sus ciudadanos.
El 18 de diciembre de 1990 la Asamblea General de la ONU aprobó la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares, y es por ello que en dicha fecha se celebra el Día Internacional del Migrante. No obstante, la realidad de los migrantes ha cambiado radicalmente estos 33 años, y tanto los países como la comunidad internacional deben centrar más esfuerzos en atender las principales causas que hoy generan la migración, para así evitar las desgracias que ocurren a diario, algunas llegan a la prensa, pero la mayoría no.