Las empresas que asimilen y actúen bajo esta premisa no solo garantizarán su relevancia futura sino que también jugarán un papel relevante en la creación de un entorno más justo y sostenible.
Las compañías y sus marcas se hallan ante una encrucijada crítica: deben evolucionar o enfrentar su desaparición. La “PwC’s 27th Annual Global CEO Survey” destaca una preocupación evidente entre los líderes empresariales respecto a la sostenibilidad a largo plazo de sus organizaciones. Un notable 45% de ellos cuestiona su continuidad si persisten en su actual manera de operar. Este porcentaje subraya no solo el temor a las consecuencias de la inmovilidad, sino también la aceptación de que la transformación es esencial para la supervivencia y el éxito futuro.
¡Es momento de tomar medidas decisivas!
La necesidad de transformarse no es solo vital para el crecimiento; es una cuestión de supervivencia. Entonces, ¿cómo pueden las corporaciones manejar este proceso de cambio? Se sustenta en dos aspectos clave: la adopción de prácticas sostenibles y el avance tecnológico, ambos fundamentados en una mentalidad orientada hacia el propósito.
En primer lugar, la sostenibilidad ya no es un complemento opcional para las actividades empresariales; es su esencia. Contribuir positivamente al planeta implica una comprensión y acción consciente sobre nuestro impacto ambiental y social. Aquellas empresas que se guían por un propósito, aspirando a logros que van más allá de las ganancias económicas hacia el bienestar colectivo, lograrán una conexión profunda con las actuales y futuras generaciones.
En segundo término, la adopción de innovaciones tecnológicas, particularmente la inteligencia artificial generativa, abre puertas hacia una eficiencia operativa y una capacidad creativa sin precedentes. Las marcas pioneras en integrar estas tecnologías no solo perfeccionarán sus procesos sino que también explorarán nuevas oportunidades de productos y servicios inimaginables hasta ahora.
Por ende, reformar los modelos de negocio trasciende la simple supervivencia; es un deber hacia la comunidad global. Las empresas que asimilen y actúen bajo esta premisa no solo garantizarán su relevancia futura sino que también jugarán un papel relevante en la creación de un entorno más justo y sostenible. No obstante, este cambio requiere de una revolución cultural interna, adoptando una visión de propósito que permeé a todos los niveles de la organización. Es esencial recordar: son las personas dentro de las organizaciones las que impulsan el cambio.
La evolución de las marcas bajo este nuevo enfoque no solo determinará su éxito a largo plazo, sino que también definirá el legado que dejarán para el futuro. Al embarcarse en este proceso de cambio, las organizaciones no solo están redefiniendo su identidad y su razón de ser; están moldeando el futuro del mundo. Ahora es el momento de actuar, no solo para prolongar la operatividad por unos años más, sino para contribuir a un futuro sostenible y próspero para todos.