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Carlos Bonilla

La gentrificación, amenaza para la diversidad y la inclusión

La gentrificación en México ha llevado a una homogeneización de las ciudades, ya que las zonas populares pierden su identidad y se vuelven indistinguibles de las áreas más exclusivas

Cifras oficiales indican que de enero a noviembre del 2022 el volumen de extranjeros con residencia temporal o permanente en la Ciudad de México incrementó en 23.8%, para alcanzar un total de 43,868 foráneos. Sin lugar a duda estas cifras siguen en aumento. Ello es consecuencia de un fenómeno denominado gentrificación, mismo que ha levantado críticas y que, sobre todo, demanda de soluciones por el impacto que ha tenido en los habitantes más vulnerables de la CDMX y de otras ciudades en el mundo.

Según cifras del Proyecto del Programa General de Ordenamiento Territorial (PGOT), la capital mexicana “expulsa” anualmente a más de 20,000 hogares de los deciles I al V de ingresos por falta de una opción de vivienda asequible. Sin embargo, gran parte de esa población aún labora y consume servicios básicos en la capital, lo que provoca que se generen más de 1.5 millones de viajes diarios entre los municipios.

Se denomina gentrificación al proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo. Hace referencia a que distintos sectores de la población con mayor capacidad económica se apropian de espacios urbanos que presentan ciertas cualidades, por ejemplo áreas verdes, buena ubicación, equipamiento, infraestructura y zonas culturales que son muy buscadas por el capital inmobiliario.

La socióloga británica Ruth Glass creó el 1964 este término para denominar a las alteraciones del mercado de la vivienda en ciertas áreas de Londres como causa o consecuencia de la llegada progresiva de población de clase media y alta a barrios de la capital que hasta entonces habían sido obreros.

En los últimos años, la gentrificación ha sido un tema de gran relevancia en diversas ciudades del mundo, y México no es la excepción, ya que el aumento en la inversión en áreas urbanas deterioradas a su vez conduce a un aumento en los precios de los bienes raíces y a la expulsión de los residentes originales de bajos ingresos.

En México, este proceso se ha manifestado principalmente en la CDMX, Guadalajara y Monterrey, donde los cambios en el paisaje urbano y la oferta de bienes y servicios han sido notables. Aunque algunos lo ven como una oportunidad de desarrollo, para otros es una amenaza que amenaza su forma de vida, pues los precios de las propiedades se disparan y los residentes originales son desplazados por nuevos habitantes de mayor poder adquisitivo.

El hecho es que la gentrificación en México ha llevado a una homogeneización de las ciudades, ya que las zonas populares pierden su identidad y se vuelven indistinguibles de las áreas más exclusivas. Además, el proceso ha llevado a una exclusión social de los residentes originales, quienes ya no pueden pagar los altos precios de los servicios y bienes raíces en sus barrios.

A pesar de esto, hay quienes ven la gentrificación como un motor para el desarrollo urbano, argumentando que atrae inversiones y mejora la calidad de vida de los residentes. En este sentido, algunos proyectos de gentrificación han incluido iniciativas para preservar la identidad de las zonas populares y proteger a los residentes originales. Lo que está en juego es el hogar de la gente. No olvidemos que para una persona perder el hogar es perderlo todo: su identidad, su mundo, su estabilidad. Está demostrado que todos los indicadores de salud de un individuo empeoran cuando su vivienda está en riesgo. Por ello debe evitarse que la vivienda se convierta en un bien de mercado sobre el que se especula.

La gentrificación está creciendo también por la aparición de nuevos grupos sociales con características distintivas, como los nómadas digitales -producto de la creciente digitalización del trabajo- y los inmigrantes -consecuencia de la globalización-. Dos grupos que se diferencian notablemente en su forma de vida y de trabajo.

Los nómadas digitales son personas que utilizan la tecnología para trabajar desde cualquier lugar del mundo, sin tener un lugar físico de trabajo. Este estilo de vida les brinda la oportunidad de viajar y trabajar de forma remota, aprovechando la flexibilidad que les ofrece su trabajo. En cambio, los inmigrantes son aquellos que se trasladan de un país a otro en busca de mejores oportunidades laborales, educativas o personales.

Es importante seguir analizando los efectos de la gentrificación y buscar soluciones para evitar que este proceso se convierta en una amenaza para la diversidad y la inclusión. Se necesitan políticas públicas que regulen la inversión inmobiliaria y protejan los derechos de los residentes originales para garantizar un desarrollo urbano sostenible y equitativo.

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